Hace tiempo que quería leer este libro, pero por algún motivo u otro se me resistía. Pero, por fin…ay, ¡ha merecido la pena el tiempo que ha pasado!!!
Decir que me ha gustado su lectura es poco. Que he disfrutado, hasta me suena escaso. Conforme avanzaba las lineas pensaba ¡Dios mío, este señor publicó el libro en 1932 y describe de forma cristalina y comprensible una sociedad! Se entiende perfectamente lo que quiero decir, teniendo en cuenta que solo han pasado unos 83 años… Así que yo proseguía en esta lectura tan amena, todo claro, todo estaba claro… Entiendo una sociedad feliz, sin problemas, donde todo está perfectamente organizado y distribuido. Donde la asepsia se ha convertido en un dogma y todo funciona mediante parámetros de incubación, alimentación, diversión y formación.
Ciertamente también me he sentido horrorizada en algunos momentos. Por ejemplo, había paralelismos con este tiempo actual. Pensaba, ¡cuántas similitudes! Curiosa la obsesión de impedir a textos antiguos y/o religiosos que mencionaban a un dios al que todos veneraban, cuando para en esta sociedad existía un Sr. Ford que hacía las veces de deidad masculina. Curiosa casualidad sí.
Sea como fuere, entre esta sociedad y la nuestra existen analogías varias como los guetos donde estaban los salvajes, el culto y enseñanzas de Ford; el soma como sustancia estupefaciente, alucinógena, alcohólica o relajante y establecida como norma; la nulidad del individuo y la organización social piramidal, en la que cada estrato está ocupado por unos sujetos destinados a una función en la vida y no a otra (para ello los preparan desde su incubación). Por supuesto, están las excepciones de algunos que empiezan a cuestionarse hechos y valores.
Triste final el de John (spoiler) que no consigue ser libre por mucho que intenta adaptarse a una sociedad que se encuentra a años luz de aquella que le vio nacer de forma natural. Al fin y al cabo era la ilusión de una vida irreal.
Cuando una lectura consigue llevarte allí donde las palabras describen, entonces algo bueno ha hecho el autor. Te ha raptado tu mente y los pensamientos se han ido con él.
Gracias Sr. Huxley. Le debo una, o dos….
