Depués de leer «Enigmas y leyendas de Almería», no quería perder el hilo de todas estas historias, las que nos regala Alberto Cerezuela. Porque seamos realistas, ¿quíen mejor para contar los misterios de nuestra tierra que él? Así que me veo sumergida, de nuevo, en tus relatos de intrigas y enigmas. Ha sido un viaje aún más apasionante que el anterior porque sus historias, no menos interesantes que el anterior, me han secuestrado en la noche con motivo… Eran unos relatos sobre los que quería leer hace tiempo.
La historia de Conchita se me hace especial, por una serie de motivos personales. Una chica cautivadora e innovadora por ser actriz, por representar una obra de teatro con esa temática en unos tiempos donde casi nada estaba permitido. Innovadora por tener una circuntancia íntima particular. En un siglo XXI donde la lacra de los malos tratos siguen estando entre nosotros, ella sorprendía con su situación, a pesar de lo que se le vino encima, por desgracia para ella y el joven Manuel Aguilar. Pero la historia del momento volvía a confirmar que la justicia para un desalmado, era vaga, floja y negligente. Dos personajes que la sinrazón le quitó a la historia de Almería. Triste es como me siento.
Ni que decir tiene que el «incidente» como se empeñan en llamar a lo acontecido en Palomares me tuvo en un «sin vivir» y me deja preocupada de ver como la desidia, la dejadez y el abandono se le vienen echando encima a este pueblo desde hace décadas. Este caso me parece especialmente sangrante para esta tierra, porque me duele. Siento que Almería ha sido el bufón de España mucho tiempo. Rabia es lo que siento.
Me vuelves a sorprender con nuestro expediente OVNI. No sabía que Almería era tan rica en estas historias. He disfrutado sobremanera con el relato de Juan, Alex, Mariano y Antonio y sobre todo con la historia de la luz de Alcolea. He estado literalmente «enganchada» a las páginas.
Pero lo más curioso ha sido mi reacción ante las apariciones marianas. No es precisamente «santo de mi devoción», no es un tema que me atraiga especialmente. No terminamos de tener una osmosis adecuada. Pues por obra y gracia de su santo autor, Alberto, he empezado a hacerme preguntas. Como dicen por ahí «me estás maleando»…
Bueno, de nuevo Alberto te superas, con un trabajo como dice mi padre «finico». Solo por las horas de coche que te has pegado (os habéis) ya merece la pena leer todo lo que escribes, pero es que encima lo haces bien. La pena es que tengo que esperar un mes para ponerme con el siguiente, pero este paréntesis me lo sabrás disculpar, porque ahora estoy con un paisano nuestro.
Gracias por siempre. V.