Solsticio
Ha desaparecido un trozo de mí y
he caído en la cuenta
que tengo que aprender a vivir.
Pero el duelo me ha dejado un agujero.
Un agujero, redondo todo él.
Para llenarlo tengo que poner esmero,
y no sé muy bien con qué.
El solsticio me ha devuelto las horas perdidas.
Donde habitaba el baldío desierto,
ahora campos fértiles de fuego
orientan las horadadas heridas.
Pero, ¿alguien me puede explicar?
Mis tórridos sentidos te devuelven a mí de repente.
Te desenfocas en la espuma del mar,
tu imagen a contraluz se torna iridiscente.
Como la arena, te deslizas entre mis dedos,
ha sido el espejismo en la orilla
el que va soslayando mi pensar.
Quiero retenerte y sentir tus acordes,
me agarro a notas en el aire
pero no puedo escuchar la armonía de tus ojos
y la música de las caracolas.
¡Ay!, ¿alguien puede escuchar?
El pasado me atrapó en tus risas
el estío me retiene en la locura.
En nuestro delirio hermoso me perdí
con él lleno mi agujero de amargura.
Cada veintiuno retorno a gritar
¿Por qué te lo quedaste mar?
Lavanda y una rosa blanca.
Aquel solsticio dejó un agujero
dentro de mí, redondo todo él.
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