En mi incansable camino por satisfacer la curiosidad que me suscita mi tierra y el misterio, sigo con mis lecturas de escritores almerienses. En este caso, vuelvo a repetir autor, Alberto Cerezuela.
Esta tercera entrega de Alberto, La Almería extraña, me atrapa de nuevo, porque no podía ser de otra forma y ha sido aún más apasionante, porque la mayoría de las historias me eran algo más afines, bien por proximidad, bien por propia inquietud.
En cualquier caso, tengo que decir que, aunque tu experiencia, se aprecia desde el principio de tus obras, no me cabe duda, en esta entrega se nota esa madurez de aquellos que llevan sobre sí una veteranía más que trabajada. Es un «todo», cómo lo expresas, cómo lo percibes. Es ese bagaje emocional que se respira a través el baile de las palabras. Todo un dechado de percepciones para los sentidos (por eso voy anotando, para ir aprendiendo de todos vosotros).
En cuanto a las historias, ha sido difícil escoger. Desde que tomaste aquel americano con José del Pino en el kiosko Amalia, fue complicado desconectar del libro, aunque tuviera que hacerlo ex profeso, para centrarme en otras obligaciones. Pero, ya se sabe, que los «artistas de las letras» son tales porque consiguen tener al lector enganchado, aunque no tengan el libro físicamente en sus manos. La historia de los refugios y la guerra civil no me es indiferente. ¿Quién no tiene un antepasado caído en desgracia por esa insensata guerra? Por circunstancias y/o casualidades no los he visitado aún. Lo tengo pendiente de mentalizarme y prepararme.
En cuanto a los Personajes extraños y Singulares decir que, aunque es un tema que no es santo de mi devoción, ha sido llamativo conocer a todos y cada uno de ellos, aunque la ignorancia haya campado a sus anchas a lo largo y ancho de esta tierra, hasta hace muy poco…
Conocía la historia de las Ánimas benditas desde hace tiempo. Historia que pude ver, también, en el programa Cuarto Milenio. He de confesar que una época muy desgraciada de mi vida, estuve a punto de dejarme caer por allí, por propia desesperación.
Estar situados dentro de una franja sísmica, tenía que reportar a Almería algún que otro suceso, extraño o no. En este caso, Alberto trata el episodio de Vera con impecable rigurosidad. Me quedo con la duda de quién pudo ser el artista del Sagrado Corazón. Un tema que me descoloca y me causa malestar es el relacionado con la religiosidad y los exorcismos. Por eso creo que la forma de abordar este tema tan sensible, ha sido sensata y respetuosa. Me causa estupor ver hasta donde llegan algunas personas, su inconsciencia y oscurantismo.
Gracias por volver a refrescar mi memoria con la crónica de la Casa del Cine. Aún tengo recuerdos de la ruta nocturna cuando nos dabas testimonio de ella. Esta casa me producía un gran impacto cuando era pequeña. En aquel tiempo estaba yo en la Salle de las Chocillas (barrio de Los Molinos) y no había día que me apostara frente a ella como una boba. Era una sensación entre intriga, curiosidad y miedo.
En este punto creo que la historia que más me ha interesado, ha sido la del Asesino de los barrancos. También la recuerdo de la ruta nocturna, aquel viernes por la noche. Me parece un relato de investigación lo bastante sólido, como para que se tome en serio. Por ende, soy admiradora de Vicente Garrido, con lo cual, esto ha sido una auténtica dádiva para mi.
Desconocía la historia de las Dos Torres de Benahadux. Solía ver este cortijo en la lejanía cuando estudiaba diseño gráfico, ya que iba casi todos los días a esta localidad. La singularidad de la arquitectura me llamaba la atención y siempre tuve ganas de conocer su biografía. Aunque sea escéptica en algunas cosas (siempre, desde el respeto), sé y me consta que existen lugares que mantienen las energías del pasado, viéndose impregnados de las vivencias de quienes habitaron en ellos. En esto, siento muy pocos recelos.
Para finalizar, decirte que contar con la colaboración de dos monstruos como Iker Jiménez y Jesús Callejo, me ha parecido el colofón magistral a tan excepcional trabajo.
Gracias. V.