Sentando la base que ha sido un placer leer esta novela, tengo que confesar que estaba en mi estantería mental desde hace algún tiempo, y ya tenía ganas de ponerme con ella. Al principio fui caminando sobre el libro a trompicones, hasta que nos pusimos de acuerdo en la nocturnidad del dormitorio.
Conozco a Bruno Nievas desde el papel y las redes sociales, donde tiene una actividad significativa. Su novela «Lo que el hielo atrapa» fue muy buscada y disfrutada. Por ello, tengo que decir que me gusta el enfoque de sus libros, y cómo las traslada al lector. Desde mi perspectiva opino que destila una generosidad literaria a unos niveles más allá de lo normal. Yo diría, como se dice por aquí, que parece «buena gente».
La temática del holocausto ha sido especialmente tratada y estudiada a lo largo de la historia. Yo, también, tuve una época de interés hacia este tema, pero llegado un punto, dejé las guerras y sus atrocidades guardadas en alguna habitación de mi cerebro. Esta novela nos sumerge en el foco de una trama desde el principio, para ir desarrollándola después con flashbacks entre el presente y el pasado, técnica que me encanta especialmente. Unos personajes conectados por lazos familiares y laborales, nos acompañan por una secuencia de intrigas emocionales con traiciones y decepciones insoportables. Un trasfondo cuya arteria principal es una conspiración terrorista llevada a su última y dantesca consumación.
Más que atrayente, yo diría que me ha conmovido y perturbado, ambos sentimientos por igual. La transformación de un chiquillo inocente en un ser maligno hasta la médula que arrastra un odio atroz y una sed de venganza insaciables. Cómo tratamos a nuestros niños, así serán en el futuro… Me tiembla el alma sólo de pensar en esas cosas, en esos sitios, en esas personas. Si algo recuerdo de mi niñez, fue precisamente los experimentos que esos monstruos hicieron con ellos. ¿Y cómo una niña tiene esos recuerdos? Ah… Mi padre tenía un libro que se llamaba «Los médicos asesinos» de Hans Rainer. Nunca pude entender por qué tenía un libro de esas características. Nunca había tocado un libro, si no era para cambiarlo de sitio. Era tan horrendo que no lo soportaba entre mis manos por mucho tiempo. Claro, hasta que me hice mayor y entendí muchas cosas.
No había oído hablar de las ondas binaurales, las desconocía por completo, hasta esta lectura, claro. Según algunos, las ondas binaurales son una ilusión del pensamiento auditivo (que ocurre al escuchar con auriculares una señal que se emite con frecuencia acústica distinta en cada oído) y que nuestras ondas cerebrales tienden a sincronizarse con la frecuencia binaural. Otros que se trata de una droga peligrosa y para terceros que son muy beneficiosas para desarrollar la mente humana.
Con todos estos elementos, Bruno ha construido una historia tan grande como la historia real misma. No nos olvidemos que el terrorismo sigue existiendo en toda su dimensión. Y que los atentados del 11-S fueron la culminación de un plan concreto, pero el terrorismo sigue en su escalada de odio, vertebrándose hasta límites infinitos.
El hombre es el ser más destructivo que existe sobre la faz de la tierra. Lo vemos cada día. Como dijo Abraham Lincoln «Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder».
Gracias Bruno! V.
- Las fotos incluidas han sido extraidas de la web https://brunonievas.com/ con expresa autorización del autor.