Persuasión, Jane Austen

Una vez soñé una de esas historias de amor, de esas de las que se dicen que son las más bonitas y que jamás han sido contadas. Entonces desperté y recordé que yo era la protagonista de una de ellas…

Persuasión es una historia de segundas oportunidades. Es una historia que trata de segundas partes forzadas por la imposición elitista y familiar de la época georgiana. Es una historia hermosa donde las haya, en la que el amor despliega la lealtad y la calma, como mejores versiones de la virtud de la paciencia en su máxima expresión.

Jane Austen

Persuasión fue publicada en el año 1818 de forma póstuma, al ser el último libro que la autora escribió antes de fallecer en 1817. Nacida en Hampshire en 1775, Jane Austen refleja a la perfección las relaciones sociales, la cultura y la educación, no solo en sentido general, sino de la mujer en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX.

Siendo una novela que algunos consideran como conservadora y llena de tópicos, en un momento en el que la producción del género de la novela aumentaba de forma exponencial, no deja de ser una manifestación artística de una de las autoras que rompieron barreras como tantas otras de la época con su estilo propio repleto de ironías. Podría tratar este tema más adelante, porque es harto interesante. No estoy segura, pero creo que podría estudiarlo.

Y adentrándonos en la historia en sí, la autora nos habla del devenir de la familia Elliot en la que Anne, la mediana de tres hermanas, está en la posición de la más sensata por derecho propio. Por su parte, Sr Walter Elliot, el padre, encarna al actor vanidoso y con aires de grandeza que no ve con buenos ojos que la más responsable de sus hijas se case con un joven militar de futuro incierto. Para él, no solo la posición y el prestigio son esenciales, sino el porte y la belleza. Es por eso que su empeño por romper esa relación le lleva a él y amigos de la familia a convencerla para rechazar la propuesta de matrimonio.

Cubierta del libro-Ed. Debolsillo.

Anne no se toma esto como una afrenta insalvable, sino que continúa con su vida adaptándose al momento y valorando cada instante. Es una persona curiosa por naturaleza y tiene considerables inquietudes culturales, adora la lectura por encima de una vida superflua. Es experta, sobre todo, en conciliar y apaciguar ambientes enrarecidos, para lo que es solicitada en más de una ocasión.

El destino caprichoso quiere que el pasado vuelva a ella con una fuerza solapada que grita en la lejanía y que crece conforme avanzamos en la historia. Es el albur que late lentamente y va madurando y vive. Así es como se gestan algunas grandes historias de amor, pausadamente, en silencio, pero sin perder la conexión emocional que une dos almas de forma atemporal. Un suerte de «hilo rojo» que establece la conexión entre dos personas que nacieron para amarse de forma incondicional.

«Si hay una facultad de nuestra naturaleza que puede considerarse maravillosa, es la memoria«.

Jane Austen

En el camino a la felicidad, Anne vive varias experiencias que la moldean como lo que ella es en su verdadera esencia. No representa los valores de su familia, porque ella tiene los suyos propios, siendo una rara avis que hace estela cuando pasa. Como decía mi padre «Hace raya» o «Es finica» (sus cosas).

Yo tengo mi propia historia de segundas oportunidades, por eso no me puedo sentir más identificada con esta novela. Ante aquellos agoreros «semi-profesionales» que van de psicólogos «modernos» que decían que segundas partes nunca fueron buenas (mi amiga Silvina sabe quiénes son), decirles que ya lo contó una tal Jane Austen. Una autora que no tenía fama de ser simple, precisamente. Yo, también, tuve que ir contra corriente en un momento de mi vida, porque nadie quería que ocupara mi lugar y no me refiero al lugar de Anne. Anne tenía el suyo, fue Frederick Wentworth quien tuvo que recuperar aquello por lo que fue repudiado, como una servidora.

En fin, sea como fuere, todas las personas tienen que poder tener el derecho a tener una segunda oportunidad. Y todas las personas tienen que poder tener el derecho a construir su propia historia de amor. Porque el amor es necesario, da sentido a la vida misma.

«Conoce tu propia felicidad. No desea nada más que paciencia, o darle un nombre más fascinante, llámalo esperanza».

Jane Austen

Una novela imprescindible, como muchas de la época. Por eso, seguiremos en la brecha.

V.

  • Imagen de Jane Austen extraída de https://www.austenheritage.com/.
  • Imagen del libro extraída de https://www.amazon.com/.
  • Citas extraídas de https://www.europapress.es/ y https://www.psicoactiva.com/.
  • Imagen destacada extraída de https://www.britain-magazine.com/features/a-tour-of-jane-austens-hampshire/.

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«Rebelión en la granja» de George Orwell.

Los 7 mandamientos:

  • Cualquier cosa que ande en dos piernas es enemiga.
  • Cualquier cosa que ande en cuatro piernas o tenga alas es amiga.
  • Ni un animal usará ropa.
  • Ningún animal dormirá en una cama.
  • Ni un animal beberá alcohol.
  • Ningún animal matará a otro animal.
  • Todos los animales son iguales.

(…) cuatro piernas, bueno; dos piernas, malo (…)

Rebelión en la granja.

Curiosa la idea romántica que a veces nos hacemos de ciertos libros. Siempre tuve una idea distinta, distorsionada e incluso cómica de «Rebelión en la granja». Imagino que el celuloide juega malas pasada, y una se deja llevar ante el desconocimiento. Es lo que pasa cuando vemos material visual antes de leer.

Todos los animales son iguales…

Rebelión en la granja transcurre en la granja Manor propiedad del Sr Jones, un personaje del que se dice que pudo inspirarse en Nicolás II, último emperador ruso y dado a la bebida que, además, odiaba al pueblo. Una granja con animales de rasgos antropológicos y humanizados que se unen bajo el mando del viejo cerdo Major cuyas ideas de justicia pretende guiarlos hacia una sociedad más igualitaria y autónoma. ¿Podría haber estado inspirado en Marx? Muy posiblemente. Así que según su filosofía, los hombres son enemigos y los animales son camaradas e iguales. Al poco tiempo de iniciar su rebelión, Major muere y el mando lo asumen Bola de Nieve, Chillón y Napoleón. Entre los cambios de los nuevos mandatarios están la sustitución de la bandera de la granja por la del régimen recién instaurado, y la creación del himno «Animales de Inglaterra».

Portada Rebelión en la granja

Asuntos como la amistad o enemistad de algunos animales o la edad de jubilación se votan en asamblea, así como la alfabetización de los camaradas y, por supuesto, la rebelión. Y un día, por fin, consiguen expulsar a los humanos de la granja, instaurándose la nueva era. La granja crece y Napoleón se hace con el mando total de ésta. A partir de entonces, se suceden censuras y prohibiciones. El poder termina por corromperle, volviéndose igual o peor que el antiguo dueño humano. Cerdo y humano se habían vuelto indistinguibles.

Cuando leí 1984 sufrí una especie de conflicto en mi interior a sabiendas de ciertas acciones por parte de Orwell. Me encontraba atrapada entre el autor y la persona. Como autor, no me disgusta, me interesa y me produce curiosidad. No así como persona, lo que me causa un profundo malestar. De hecho, este es el motivo por el que haya tardado tanto en publicar mi siguiente post, el de este libro. Y es que, no consigo mantenerme al margen de aspectos que, finalmente, no afectan al desarrollo e interés del escrito. Y mira que pongo empeño en ello, aunque me sigan desconcertando ciertas pinceladas de la vida del autor.

George Orwell

Parece ser que Orwell se inspiró en la Revolución Comunista de 1917 y la era estalinista rusa y deseaba denunciar la dictadura de Stalin. Años más tarde, se conocería la terrible realidad a través de la pluma de Gareth Jones, periodista galés que tuvo la osadía de publicar la verdad sobre la hambruna soviética de 1932 hasta el año siguiente, así como el llamado Holodomor o Genocidio Ucraniano. Hasta entonces algunos intelectuales del occidente simpatizaban con el régimen soviético. Como suele pasar con estas cosas, The New York Times publicó todo lo contrario a lo manifestado por G. Jones. Muy probablemente, George Orwell podría haberse inspirado también en Jones.

Un reflejo de los totalitarismos aplicados por sistemas corrompidos y por personas que persiguen una sola cosa, su propio interés en detrimento de la sociedad. Una novela atemporal y alegórica, más vigente que nunca, que ha tenido su versión en la gran pantalla en más de una ocasión, en la radio, en comics, e incluso en videojuegos.

Y es que, entre la justicia y la igualdad existe una frontera por la que discurre la ignorancia, la ausencia de memoria, el olvido y el conformismo. Una combinación muy peligrosa y, por desgracia, tan presente en estos tiempos. Un arriesgado cóctel con el que algunos países convierten la esclavitud en una falsa sensación de libertad, cuando la mezclamos con toques capitalistas.

Pero de todos, el peor a mi modo de ver, es el conformismo. El conformismo permite y facilita el paso de todo lo demás. Es una frontera sin vigilancia. El conformismo no duele, no pesa en el alma, salvo, claro, cuando uno abre los ojos. Entonces se convierte en un dolor insoportable que se cura cuando la ignorancia desaparece y calma el estado de desasosiego.

Y es que solo hay que poner el sistema capitalista al servicio de algunos regímenes para expandir la felicidad como sentimiento generalizado. Todos están contentos, todos trabajan contentos y todos viven contentos y felices. Y así se le traslada al mundo entero, aunque no de forma tan radical como el último momento vivido por Winston en 1984, cuando acepta al gran hermano con todo su amor. En la vida real, todo es más sutil.

Decir que las mentes críticas son muy molestas en los sistemas totalitarios, sería un eufemismo algo doloroso. Son sistemas que anulan al individuo y los individuos como Boxeador, se dejan la piel y sacrifican la vida en pos de trabajar más duro, como mandan los cánones, aún a costa de ser traicionados.

Hoy en día existen muchos «Boxeadores» que se desloman toda su vida para obtener decepción y traición como recompensa. Algunos seguirán viviendo así y vivirán inmersos en un mundo feliz, aparentando ser felices, o siendo felices de verdad, como Winston. En cualquier caso, todos, absolutamente todos disponemos de las herramientas suficientes para llegar a la verdad. Siempre y cuando queramos conocerla…

Porque cualquier totalitarismo es un cáncer, este es un libro necesario y, como digo en algunas ocasiones, la lectura nos hace libres y mejores personas.

V.

Imágenes del post:

*Imagen del post extraída de https://www.latercera.com/

*Foto de portada del libro extraída de amazon.es.

*Foto del autor extraída del perfil de twitter @OrwellQuotes.

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«Drácula» de Bram Stoker.

“Recuerda mi amigo, el conocimiento es más fuerte que la memoria y no debemos confiar en lo débil.” – Drácula

Creo que fue porque alguien lo rememoró en las RRSS que rebusqué entre mis antiguallas y lo rescaté de un pasado ficticio que habría estado muy interesante de ser cierto, ¿verdad? Una de las novelas de terror por excelencia, atemporal y tan socorrida que ha sido llevada a la gran pantalla tantas ocasiones que no puedo recordar. Pero, en realidad, ¿qué escribió el Sr. Stoker en su novela publicada en 1897? Pasen, pasen.

Una vez más, sea bienvenido a mi casa, venga libremente, salga con seguridad; deje algo de la felicidad que trae…

Conde Drácula

Alguien empieza a adquirir propiedades en Londres. Las compras se realizan desde un lugar remoto llamado Transilvania, Rumanía. El comprador es un extraño y misterioso conde que está sediento de la cultura londinense. Para tal menester, y para gestionar sus inversiones, contrata los servicios de un bufete de abogados.

Portada de Drácula

Jonathan trabaja en el bufete contratado por el conde Drácula. Por exigencias de contrato debe desplazarse hasta ese extraño y desconocido país y perderse por los Cárpatos para gestionar en persona la documentación de Drácula.

Sabemos que toda historia que se precie debe tener un personaje femenino que le aporte cierto caché. La mujer en cuestión se llama Mina y es la prometida de Jonathan. El amor que se profesan el uno al otro quedará patente a lo largo de la obra como un insistente carácter cohesivo afectuoso que martillea cual pájaro carpintero. Se escucha tanto ese ruido rítmico que a veces hay que bajar los decibelios sentimentales.

Mina es una entusiasta de la taquigrafía por lo que su ser es un tándem entre ella misma y una máquina de escribir. Ha concluido que escribir su diario con esta técnica es un gran aporte en el proceso de comunicación con su prometido.

Durante la ausencia de Jonathan, Mina decide visitar a su mejor amiga, Lucy. Lucy pertenece a una familia de la alta sociedad y vive junto a su madre en un hotel de una bella ciudad costera muy cerca del puerto pesquero. Lucy es una chica bien parecida, más alocada que Mina, aunque eso no es difícil, que espera prometerse con alguien joven y apuesto y, por supuesto, de cierto rango.

El Dr. Seward, amigo de Lucy, es el administrador de un hospital psiquiátrico. Seward está muy enamorado de Lucy pero el rechazo de ella hace que se refugie en su trabajo. De entre todos sus pacientes hay uno en especial por el que más se interesa. Se trata de Rendfield que sufre una profunda psicosis y al que le hace un exhaustivo estudio con instrumentos de la época, como el fonógrafo, en el que graba todas sus entrevistas.

Ha llovido mucho desde entonces. Me faltaban esos pequeños detalles, para lo que tengo que agradecerle a F.F. Coppola su versión de 1992. Le mejor versión, no me cabe duda. Amén que cambiaron la linea argumental relacionada con el personaje de Drácula, sigue pareciéndome la mejor versión. Y es que la historia del celuloide pintaba más romántica que la del siglo precedente. Un deleite ver a un tímido Keanu Reeves frente a la interpretación de un aparentemente sincero Gary Oldman y un mejorable Anthony Hopkins que ha tenido mejores días.

Bram Stoker

Volviendo a la novela, comentar que Mina siente una particular atracción por todo lo relacionado con trenes y ferrocarriles, por lo que le había planificado a Jonathan su viaje, horarios incluidos. Como Sheldon, vamos. Jonathan llega al castillo de Drácula, no sin antes experimentar extraños sucesos que se le escapan a su entendimiento.

El conde Drácula es un señor de avanzada edad, con nariz aguileña, un hombre cultivado y muy interesado por todo lo que ocurre en Londres. No pasa demasiado tiempo cuando Jonathan se da cuenta que es el prisionero del conde y que su mente es incapaz de procesar los hechos que allí se suceden.

Mina está muy preocupada porque las misivas de su prometido se espacian en el tiempo cada vez más. Su amiga Lucy empieza a tener episodios de sonambulismo y en una de sus escapadas nocturnas Mina la observa desde la lejanía en un banco del puerto acompañada de alguien que no puede identificar. A partir de entonces, los episodios se tornan cada vez más extraños. Mina lo refleja en su diario, el hilo conductor del curso del relato junto con el de Jonathan, el doctor…

Una historia que siempre está de rabiosa actualidad y que, para nada es tan romántica como la versión de la gran pantalla. El misterio de lo desconocido, de lo oculto, que nos atrae y que nos atrapa sigue estando tan vivo como el primer día. Una obra en la que casi no hay actores secundarios, todos tienen su momento y su importancia clave. Una historia que tiene muchos tintes psicológicos, pero eso se lo dejo a los profesionales. Aunque imagino que Carl G. Jung tendría mucho que contar al respecto. Personalmente, opino que la figura del vampiro está entre nosotros de una u otra forma. No hace falta que esta figura tenga que personificarse en un ser que vaya chupando yugulares, pero hay otras formas de exprimirle la vida a un ser. Los que los hemos padecido, sabemos bien qué es.

Vlad III Tepes

Una obra rescatada de la juventud que andaba en el almacén archivado, ese archivo mental que todos tenemos. Necesaria e imprescindible que recomiendo rescatar de vez en cuando para trasladarnos a ese devenir mágico, romántico e idealista del siglo XIX, pero sin prejuicios de género, porque podremos perder el horizonte de las cosas. Y si luego queremos ahondar en el verdadero personaje histórico en el que pudo inspirarse Stoker, la red está llena de información.

Gracias. V.

  • Imagen destacada extraída de amazon.es

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«El guardián entre el centeno» de Jerome David Salinger

Una novela vista desde los ojos de un adolescente que siente que algo está cambiando. Y en su interior solo odia al mundo entero…

Los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida.

J.D. Salinger *

Cuando yo era adolescente, El guardián entre el centeno, no entraba para nada en mis planes, aunque ya hacía tiempo que me había transformado en una rebelde sin causa. Enfadada con el mundo entero y en contra de todo lo establecido. Eso ya explotó en el tercer colegio de primaria en el que estuve. Algunos profesores eran unos monstruos que hacían cosas extrañas, como hacer fotos con las faldas levantadas a algunas niñas, permitir y no hacer nada en que un señor se masturbara a las afueras del colegio (creo que nunca nos creyeron, y ese señor, siempre estuvo ahí), mientras estábamos en el patio, y fornicar otro profesor con madres de otros alumnos, en el colegio (esto no es ficción, es verdad, fue pillado varias veces)… Los que me conocen, saben qué colegio es.

Bueno, entonces yo iba a lo que iba, a tener amigas, jugar, vamos lo que viene siendo normal en esa edad. Al menos, eso es lo que yo pretendía, aunque siempre se torcía. Así, que sí, siento que tengo algo muy en común con esta historia, porque yo encontraba una tremenda falsedad en mi entorno aunque hablemos de épocas distintas, claramente. Eran pocos los que me merecían la pena, aunque siempre acabara rodeada de los peores. Contradictorio, sí.

Portada

Tengo la sensación que lo que hace única a esta novela es la provocación escrita de un adolescente hablando libremente de la sexualidad y esa ansiedad no tan banal. Me parece que la sociedad de entonces no estaba para nada acostumbrada a un lenguaje tan explícito.

Holden Caulfield, el actor principal, solo tiene 16 años, pero demanda relaciones que a sus ojos sean auténticas. Parece que es mal estudiante, lo cual se refleja en las veces que ha sido expulsado de colegios y en esta ocasión, no iba a ser menos, vuelve a serlo. Con la diferencia que decide no decírselo a sus padres y se marcha a escondidas a vivir una aventura. Prefiere chicas con las que se pueda hablar, que no sean tontas y banales. Normalmente es un chico bastante razonable, hasta que deja de serlo. Entonces destila tanto odio que se diría que sus agresivos pensamientos le fuesen a abocar a hacer alguna locura. Odia casi todo lo que rodea. Otrora sus comportamientos, erráticos y desquiciados sugieren una persona tarada de atar.

Cita Salinger

Y en un determinado momento me reconcilio con Holden. ¡Por el amor de Dios!, ¡son las vivencias de un chiquillo! ¿Quién no se ha sentido alguna vez confundido? ¿Quién no ha tenido alguna vez un pensamiento extraño? Bueno, quizá mi perspectiva ande degradada por la adultez. Sin embargo, siempre he tenido en cuenta mis miedos y mi lado oscuro.

Entre toda esta maraña de pensamientos perturbados, el actor principal, nos brinda una serie de pinceladas de afecto y ternura por su hermana Phoebe, a la que considera tremendamente lista. Precisamente es a ella a quien confiesa lo que quiere y le gusta de verdad, que no es sino ser una especie de guardián protector de los niños que están en un campo de centeno y protegerlos de caer al vacío.

El vacío

Dependiendo de lo retorcida que esté tu mente, podrías vislumbrar a un cazador agazapado al acecho. Pero yo creo sinceramente que Holden se ve como un protector y que siente de verdad lo que dice. Y creo que la muerte de su hermano menor, al que que quiere y aprecia mucho, le desencadena la necesidad de ayudar a los niños, en la forma de impedir que caigan al vacío. Una acción que muestra la alegoría de la transición hacia la madurez. No es un camino fácil, y no todos hemos tenido las mismas circunstancias y realidades. En cualquier caso, insisto, prefiero verlo desde esta perspectiva.

Personalmente se me escapa un poco la controversia que generó esta obra en su día. Claro, que por otro lado, la época y el entorno religioso es un perfecto caldo de cultivo. Pero, a pesar de todo, finalmente la mayoría de las circunstancias se diluyen en la espesura de la mente inquieta de un chaval. Es por eso, que encuentro muy grande que fuese tomado como referencia de algún asesino, siendo a mi modo de ver, una clara justificación de una mente muy enferma. De hecho, aunque uno esperara algo de acción, es una novela bastante estática.

Salinger

Como anécdota, contaré que siempre me dio pavor leer esta novela, porque pensaba que me volvería medio ciruela y empezaría a matar a pobres desgraciados por la calle. Pero nada más lejos de la realidad. A veces, los medios influyen según qué momento y decisiones. Afortunadamente llegó el tiempo de su lectura, libre de cargas e influencias de cualquier tipo.

No quiero, ni deseo, ser más papista que el Papa (ya bastante, tenemos con uno, que para lo que nos está costando la curia, bien podría ser más generosa, solo un poquito más). Entre otras cosas porque soy una profana en un mundo infestado de literatos, literarios, condenados críticos literarios de periódicos, revistas y blogs de reseñas literarias… Y yo… ¿Qué quiero decir con esto? Pues que yo miro a través de un agujero muy chiquitito, mientras otros tienen la inmensidad del saber.

Pero, bueno, desde la mirilla de esta puerta tengo el mundo entero rebosante de historias, esperando a que mi cerebro le ordene a mi mano que dirija mi humilde bolígrafo en este espacio sin pretensiones de cara a la galería. Así, que si ven alguna errata (siempre procuro que no sea así) disculpen. Y si ven algún tipo de lenguaje soez, perdónenme, pero forma parte de mi espectáculo personal. Porque esta es mi galería, donde yo me miro a mí misma.

Gracias señor Salinger. V.

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«El bolígrafo de gel verde» de Eloy Moreno.

El bolígrado de gel verde – E. Moreno.

     El bolígrafo de gel verde es una historia cotidiana, de una familia cotidiana, en un lugar cotidiano, y con circunstancias cotidianas. A priori no es nada original si no fuese porque nuestro protagonista se complica la vida de una forma realmente extraordinaria.

     Juan tiene una familia normal, como todo hijo de buen vecino, está casado y tiene una hija. Pero hay algo que no le encaja cuando se mira al espejo. Se ha convertido en el típico pureta con algunos kilos de más, que ha perdido el atractivo juvenil. Pero su mujer sigue siendo aquella joven guapa de la que se enamoró. De hecho era la chica más guapa por la que no tuvo reparos en competir hasta con su mejor amigo, Toni (algún día hablaremos en otro post de estas cosas de hombres y mujeres…).

     Rebeca y Juan forman una familia tipo, él trabaja, ella trabaja, tienen obligaciones y se empieza a establecer una monótona rutina que empieza a mermar la magia del hogar. El amor de juventud se torna en un contrato de media jornada que acaba cuando suena el despertador por la mañana. Es entonces cuando empieza el siguiente contrato para Juan, el de la oficina.

El bolígrafo de gel verde (portada del libro). Blog de Victoria Santisteban.

     En este escenario, Juan comienza a vivir una extraña historia colmada de conspiraciones y falsas apariencias. Pero sobre todo, saturada de suposiciones. Decía Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos que «siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento» (1997). Un vulgar bolígrafo se convierte en el testigo de cargo y en la prueba definitiva para confirmar su teoría y centrar toda su atención en el entorno laboral, dejando de lado todo lo demás. Juan se pierde en un trabajo no deseado y el terrible conformismo mezclado con su mente conspiranoica termina por romper los frágiles hilos que le unen a su familia. Juan acaba por perder el norte de su vida.

     Cuando su vida estalla en mil trozos, lo abandona todo para realizar un viaje, una travesía hacia su interior. Un acto de contrición que le lleva a tocar el fondo mismo de su alma. Un libro que nos muestra la vida corriente y ordinaria de una familia, truncada por la rutina y las obligaciones.

     Muchas veces «nos encerramos en los aspectos negativos de la vida diaria y, a lo mejor, lo que estamos esperando se encuentra justo frente a nosotros» (así, más o menos, nos lo recuerda La mente es maravillosa)*. Cuando la suposición se vuelve algo frecuente, se convierte en un hábito peligroso que puede arruinar la vida de cualquiera. En el caso de El bolígrafo de gel verde, nuestro actor principal pasa por una serie de trances hasta llegar a la catarsis. Y es esa catarsis la que le muestra el camino para volver de nuevo.

     En ocasiones puntuales y, como dijo una amiga recientemente, es bueno perder el norte porque se descubren nuevas direcciones. Pero si es el caso, en el camino nos vemos, Isa. En fin, cada uno es un mundo dentro de sí mismo. Y, para colmo, encima la maquinaria funciona a su ritmo, porque no podría ser de otra manera. Pero si existe una máxima es que después de la tormenta siempre, siempre, llega la calma y que no hay mal que cien años dure.

     Eloy Moreno nos regala una historia de la vida y de las relaciones. A pesar de todo la vida es hermosa, sólo tenemos que focalizar un poco y dar el primer paso…

Gracias Eloy M.

V.

  • Foto del libro de la autora del blog.
  • Web de Eloy Moreno: https://eloymoreno.com/.
  • Extracto de Los 4 acuerdos del Dr. Miguel Ruiz. 1997.
  • Extracto sacado de lamenteesmaravillosa.com.

 

 

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Sinaloa está muy cerca de Alfonso González-Camino

     Sinaloa está muy cerca es una novela de corte thriller. Para adetrarse en él uno tiene que estar preparado y exento de prejuicios. Una mente abierta que nos permita sumergirnos en unas páginas donde nada es lo que aparenta ser.

     Esta novela llegó a mí sin pretensiones y sin haber leído nada parecido (lo de Grey parecería una bobada a su lado. Pero no lo sé, no lo he leído). Así que después de hacerme una idea de su contenido, dejé la mente en blanco. Y es que, nuestra psique, en su intimidad, se desinhibe y se pierde en historias de índole sexual y trasfondo psicológico que al pensarlo en frío podríamos pensar que nos hemos descarriado en una pesadilla de tintes gore. Porque, ¿quién no ha tenido alguna vez un pensamiento «distinto»? Señor, líbrame de convencionalismos sociales.

     Pero en el fondo, Sinaloa está muy cerca, es una historia de credulidad, que ahora está tan en boga. Porque, ¿por qué tendemos a creernos todo sin contrastarlo? O, al menos, ¿con un mínimo de desconfianza? A veces, nos dejamos llevar, bien por comodidad, bien por conformismo, o bien por la carencia de algo. Y es que la mente, en ocasiones, sólo ve lo que quiere creer, cegándose con situaciones increíbles y soñadas, arrastrándonos a tesituras en las que uno no se debería encontrar nunca.

     La obra que nos ocupa nos cuenta la historia de tres personas que pasan una noche en un lugar «el cuarto oscuro», donde uno se abandona a las pasiones más básicas y se deja arrastrar por los sentidos más primitivos. Un lugar donde nadie se conoce, y cuerpos desnudos se rinden al placer sin tapujos. Hombres y mujeres con otros hombres y mujeres, parejas, tríos, grupos, todo está permitido. Las circunstancias quieren que nuestros tres actores conozcan a otras personas que las invitan a este cuarto oscuro. Es algo nuevo, distinto y la necesidad de experimentar es mayor que cualquier otra cosa. Estos anfitriones serán elementos decisivos en esta historia de falsas apariencias.

     Una mujer casada y de familia que descubre que tiene un vacío que desea llenar. Las casualidades de la vida la sumergen en un mundo de lujos en que nunca se hubiera imaginado que estaría alguna vez. Un chico joven y atlético es seducido por una mujer inalcanzable. Y nuestro tercer protagonista, un joven ya maduro con un futuro laboral presuntamente prometedor, junto a una joven y brillante modelo, cae en los tentáculos de una atractiva mujer que se mueve dentro del mundo del arte. Todos acaban, vamos a llamarlo, hasta las trancas de sus captores sentimentales. Así que el cebo está echado…

     Estos tres elementos, Boris, Luna y Marta les regalan un mundo de colores, fastuoso y de excesos que está a unos niveles muy por encima de ellos. Nada es lo que se supone y la belleza termina por cegarles. Lo que era una vida normal se convierte en algo extraño y pervertido. Lejos de resolverse todo y volver al estado original, la maraña se confunde hasta límites para lo que no estaban preparados.

     La locura y depravación campan entre las páginas de esta novela de tintes macabros. Una trama convincente y un final inesperado, para el que puede que no estemos preparados. O sí…

     Pero de entre las líneas de este thriller sobresale la genialidad de un suspense enriquecido con unos personajes escogidos y situaciones elaboradas. Creo que su autor consigue exactamente lo que quiere. Creo, también, que el lector puede imbuirse tanto que lo viva en su piel. Cuidado, cuidado con lo que se desea porque puede hacerse realidad. Y puede que esa realidad no sea lo que se buscaba.

Gracias Alfonso, V.

  • Imágenes del post cedidas por el autor.

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«1984», George Orwell.

     Para conocer mejor la obra y su autor pensé que buscar información en la red podía ser una buena forma de conectar con este universo. Pude comprobar como la gente se deshacía en elogios hacia G. Orwell. De hecho Arthur Koestler (novelista, ensayista, historiador, periodista, filósofo que acabaría suicidándose) dijo que era la mejor obra fantástica que alcanzó el horror psicológico desde «El Proceso» de Kafka. Y yo, infame pecadora ignorante, decidí quedarme en esa zona gris, donde nos quedamos los observantes. Pero me van a permitir que cuando menos, me cuestione a una persona, que no su obra (quiero dejarlo muy claro) que delata a 38 simpatizantes comunistas por conseguir el amor de una doncella. Hecho que dice mucho o muy poco de una persona (objetivo que, por lo visto, no consiguió finalmente). Así que aquella noche decidí sumergirme en un mundo en el que no desearía encontrarme nunca…

Portada de 1984

«La libertad consiste en poder decir que 2 y 2 son 4» (Winston Smith).

     Winston Smith trabaja en el departamento de archivos del ministerio de la verdad. Su trabajo consiste en corregir los mensajes que le llegan por los tubos neumáticos. Unos mensajes que se modifican cuando los hechos del pasado entran en conflicto con los hechos del presente. Es la forma de borrar la historia reescribiéndola al antojo de los mandatos superiores. Winston forma parte de una sociedad en la que el individuo no existe, no existe la intimidad, y todos visten de la misma forma anodina. Las relaciones personales, tal y como las conocemos hoy  no existen, salvo por la procreación a la que se le ha eliminado el carácter  psicoafectivo. Winston es un minúsculo engranaje manejado por el Partido. La pobreza se ha generalizado y sólo unos pocos como O’Brien, funcionario del Partido Interior, disfrutan de ciertos lujos. Como toda dictadura, existe un mal endémico para el partido llamado Goldstein y el odio es la estructura principal sobre la que se sostiene la doctrina que recae en los habitantes de Oceanía. Todo gira en torno al odio y el miedo, la semana del odio, los dos minutos de odio, con proyecciones de imágenes y bombardeo de sonido que lo recuerdan constantemente. Todo el mundo puede denunciar a todo el mundo por traición al partido, hijos a padres, a hermanos, nadie está exento a ser denunciado. Y casi todo el mundo está controlado por telepantallas que lo ven absolutamente todo de sus vidas cotidianas.

     Entonces Winston empieza a ver y sentir que algo no está bien a su alrededor. Observa las desapariciones de personas con otra mirada, personas discordantes que desaparecen de la faz de la tierra y de la historia. Y comienza a realizar la peligrosa tarea de escribir un diario en el que vuelca todos sus pensamientos,  exponiéndose de una forma altamente arriesgada. Su vida se vuelve aún más intensa cuando Julia entra en ella y recupera la ilusión por lo que él recuerda más cercano al amor. Se mezcla con los proles, una suerte de sociedad paralela que no hace ruido, no molestan, no se rebelan y funcionan como la sociedad del pasado.

     O’Brien, un desalmado funcionario, consigue seducirle guiándole hacia su tela de araña, pasando de la protección a la destrucción más salvaje y Winston deja de ser «uno mismo» para llorar ante la foto del Gran Hermano. Y, después, a desaparecer…

     Una novela ficticia basada en una sociedad distópica, o indeseable en sí misma. Una aberración que a bote pronto nos aterraría hasta límites insospechados, de no ser porque en la actualidad tenemos ejemplos clarísimos y muy, muy cercanos. De todas las cosas que me quitan el sueño, la más brutal y sobrecogedora es la privación de libertad, porque es lo que me da el valor de individuo con derechos inalienables. Yo soy yo porque puedo decir que estoy aquí y puedo identificar mi propia historia. Yo soy yo porque puedo decidir respecto a mi vida, mi presente y mi futuro, no el de los demás. Por desgracia, vivimos inmersos en un sistema en el que grandes grupos de presión, más conocidos como lobbys, deciden por nosotros y, aunque a priori todos podríamos serlo (hasta un grupo de ciudadanos) visto está que quien opera a niveles omnipotentes suelen ser los que se llevan el gato al agua (también existen excepciones). Y ellos, sus lobbistas,  frecuentan, revoloteando incesantemente como moscas en los excrementos,  los círculos de poder. Sólo tenemos que poner la televisión para comprobarlo.

     En esta vida no hay casi nada imprescindible, pero esta lectura lo es. Nos ayuda a desarrollar el pensamiento crítico. A ver si con un poquito de suerte se nos van abriendo los ojos y vamos viendo lo que está sucediendo a nuestro alrededor, porque éstas no suceden de la noche a la mañana. Todo lleva un proceso. Silencioso y discreto, a veces, ruidoso y estridente, otras tantas ocasiones. Y, aún así, muchos no lo ven venir…

V.

  • Foto tomada del libro de la autora del blog.

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